viernes, 17 de agosto de 2007

Confesiones de Penélope

Confesiones de Penélope, instalación. 2005-6
Ganadora Primer Premio Categoría Artistas en Formación Muestra Departamental de Artes Visuales de Caldas 2007.



"Siempre he sentido fascinacion por la aguja, por el poder mágico de la aguja.
La aguja se utiliza para reparar el daño.
Es una reivindicación del perdón".
Louis Bourgeois



Este apartado intuye la relación entre arte y cotidianidad. No hay que buscar lugares o espacios con un carácter particular, ni temas o personas con características especiales para hallar la relación que existe entre arte y universo; así lo ha señalado Javier Gil en “En los Jardines de Venus” (2003)


…la belleza se posa en las cosas vulgares y mundanas. No es territorio exclusivo de las artes, ni de los discursos que buscan alguna verdad a nombre del arte o del espíritu. Pertenece a la vida y no es colonizable ni localizable, emerge en cualquier lugar y momento. No hay que generar un espacio aparte para hallar la belleza; de hecho buscarla en algún lugar o en alguna practica particular supone privarse de verla en el resto de la existencia”[1].


Si bien es cierto que las experiencias vivenciales no se pueden ignorar cuando se ingresa al territorio de la estética, el arte puede responder a diversos temas incluso en medio de la cotidianidad, de la sencillez muy cercana a las tradiciones de oriente, éstas se fundan más en la sencillez de las cosas y en cuanto a esto es importante rescatar la condición de la existencia femenina en la historia de la humanidad; la presencia de la mujer en el arte es un espejo que deja apreciar la maternal relación que puede establecer el ser humano con el universo.
Y más adelante, expresa el mismo autor de manera muy bella: Aprender a captar lo sustancial en lo accidental –lo grande en lo pequeño, un universo en un detalle, una existencia en un gesto-, es habilidad perceptiva propia de quien sabe ser mujer.


La metáfora está inscrita en la tragedia griega La Odisea: Penélope, la mujer que espera al héroe mientras teje incansablemente, en una semblanza de la paciencia y el estoicismo. Su obra está hecha de la espera interminable y de la confianza obstinada en el regreso de su amado, mientras lo hace el mundo se cae a pedazos: espera reconstruirlo con su labor incansable.
Confesiones de Penélope es un conjunto de tambores pequeños de bayadera, aquellos en los que bordaron las abuelas por mucho tiempo. Cada uno contiene una relación entre mujer-arte, mujer-tiempo, mujer-universo, mujer-casa. Fotos, agujas, retazos, ganchos, trozos de hilo – objetos íntimamente recordados porque representan un mundo cotidiano que identifica a un grupo especifico en la sociedad como son las costureras, las modistas; poniendo en evidencia la manera de percibir el mundo, además de aludir a la actividad doméstica de muchas mujeres, otorgándoles un valor ritual y la validez como prueba de una cultura que conlleva a la construcción de la mujer como categoría contenida en lo humano.


[1] GIL, Javier. Vigencia de la Belleza. Revista Ojo de los Programas de Arte y Diseño
de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. 2003. Pág. 10.

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